CULTURALES
Tradición y cultura en tu computadora
ARTESANOS ONLINE
Una mano solidaria a través de la pantalla; artesanos y diseñadores se unen para salvar su industria en plataformas virtuales.
Por: Alejandra Lucía Vélez y Andrés Rojas
La pandemia ha sido un período de reinvención y avance en donde todos nos hemos visto en la tarea de acomodarnos a los cambios. La tecnología se ha vuelto una herramienta crucial para esta iniciativa. Como un nuevo software, la humanidad se ha actualizado. Para completar esta nueva etapa, hemos tenido que juntar todos los engranajes y crear una gran colectividad; ya no existe un yo sino un nosotros. Hoy en día no buscamos un interés particular, sino que entendimos que para vencer al Covid-19 tenemos que estar juntos, apoyarnos y respaldarnos como colombianos.
Hablamos sobre cómo el virus afecta a la economía y cómo muchas empresas no fueron capaces de acoplarse a la tecnología y a este nuevo mundo digital, pero a veces se nos olvida que esa falta de desarrollo es un impedimento de causa mayor. El 76,2% de los artesanos dependen de la venta directa, el 21,8% lo hace a través de intermediarios y el resto se vale de asociaciones y puntos de venta. Así que eso nos deja con que 7 de cada 10 artesanos no ha podido vender sus productos en medio de la crisis, siete familias completas no han tenido un ingreso fijo.
María Luisa Ortiz, Julieta Suárez y Adriana Arboleda quisieron apoyar a estas familias creando una iniciativa local llamada “vestirse de Colombia es vestirse de origen” una campaña que pertenece al movimiento cívico Vístete de Colombia. Dicho movimiento, busca resaltar los productos y las comunidades artesanas colombianas, invitando a la compra directa. “Vístete de Colombia”, conserva la esencia de la comunidad, usando la artesanía tal cual como es creada, utilizando la sabiduría, creatividad, creencias y técnicas de las comunidades; apoyando, al mismo tiempo, a más de un millón y medio de personas que con su trabajo impactan la economía del país.
En la campaña participan artesanos como: Crucelina del Chocó, quien usa la técnica de cestería en rollo; Diana Ortegón, quien trabaja con frutos secos y semillas; Darío Agudelo, que hace carrieles; la artesana y tejedora Celmira Bielvas de San Jacinto, Bolívar, y desde San Andrés, Liney quien hace accesorios de bisutería con escamas de pescados. La idea es que se sumen cientos de artistas más.
La reinvención pandémica, invita a repensar hasta nuestra manera de vestir. Esto puede sonar un poco escandaloso y hasta chistoso, ¿verdad? Especialmente porque normalmente no sabemos lo que hay detrás de la camiseta y el pantalón que usamos en estos momentos. Además, si lo retamos a ver la marquilla de la mayoría de sus prendas, seguramente va a encontrar que casi todas dicen “made in *inserte un país asiático en vía de desarrollo”. Pero, ¿cuántas de las prendas que posee dicen “hecho en Colombia”, o incluso, ¿sabe usted si alguna fue diseñada por algún colombiano? ¿Cuántos diseñadores colombianos conoce? Apostamos que pocos.
Entonces, ¿cómo hacer notar a los diseñadores y artesanos que no tienen el nombre de Silvia Tcherassi o Esteban Cortázar? Para ello, y en respuesta a la inminente necesidad de cambiar la manera como se mueve el mercado, nace Vístete de Colombia, la cual significa “vestirse de talento, es combinar orgullo con creatividad, es mezclar inspiración, diseño y territorio. Vestirse de Colombia es llevar las manos de nuestra gente en cada pieza. Significa la pasión de una industria que une familias y regiones para trabajar por el futuro de todo un país. Es llevar con orgullo lo que nos hace únicos”. La manera como nos vestimos y compramos accesorios no debe depender estrictamente de lo que la cultura europea y estadounidense nos indica, y mucho menos debería suprimir las oportunidades que tiene el talento colombiano de figurar ante el mundo.
Ahora que cientos de diseñadores y artesanos se han reunido para pedir una mano y hacer ver lo bueno que tiene la industria colombiana para dar, justo en uno de los momentos más críticos que vive la economía del país, está en nuestras manos como consumidores decidir a qué lado del mercado vamos a ayudar. Las opciones son claras. Podemos seguir alimentando las grandes empresas que cada vez oprimen más las posibilidades del diseñador o artesano colombiano, o podemos usar nuestro poder como consumidores para darle una mano a un colombiano, para cambiar la forma como nos vestimos, y sobre todo, para demostrar el talento real y puro que existe actualmente en nuestro país. No dejemos que la pandemia acabe una industria más, seamos solidarios, y respondamos positivamente a quienes que de verdad se reinventaron para salir adelante.