CONSTRUCTIVAS
¿Qué mejor forma de proteger nuestro futuro, que protegiendo nuestros océanos?
SIN AGUA NO HAY VIDA
Muchos creen que el plástico es el peor de los males para nuestros océanos, pero un nuevo documental plantea una alternativa que tendemos a ignorar.
Fuente: Pexels.com
Por: Cristina Soto
El daño que los seres humanos le han hecho al medio ambiente ha sido un tema que ha resonado en las últimas décadas por los efectos tan desgarradores de los cuales se ha dejado huella. Puedo decir que soy el tipo de persona que después de ver documentales al respecto, queda afectada por días, con un sentimiento de desasosiego e impotencia que me consume. ¿Por dónde empiezo? ¿Cuál es el primer paso? ¿Dejo de comer carne por hoy o me uno a una organización de ambientalistas extremos? ¿Me uno o debería comenzarla yo?
Desde que era una niña chiquita he tenido una relación extraña con el océano. Siento una pasión infinita por todo lo que lo conforma, pero a la vez es mi mayor miedo y objeto de todas mis pesadillas cuando cae la noche. Por esta razón, cuando hace poco se empezó a hablar del nuevo documental de Kip Anderson, Seaspiracy, supe que sentarme a verlo iba a ser una forma leve de auto sabotaje. Sin embargo, me hice unas buenas palomitas y lo puse en Netflix. En cuestión de una hora me volvió a invadir este sentimiento de impotencia absoluta. Puedo reafirmar que un mes después de haberlo visto, sigo teniendo rezagos de ese sentimiento.
Normalmente, estos documentales o películas que tienen cómo fin mostrar el daño al medio ambiente, en específico a la vida marítima, tienden a concentrarse en la problemática del plástico. El plástico que usamos a diario termina en los océanos, enredando a tortugas marinas, caballitos de mar o simplemente convirtiéndose en micro plásticos que contaminan el agua de nuestros océanos. Las organizaciones ambientalistas muestran que aproximadamente solo el 9% del plástico que hemos producido los seres humanos se ha reciclado, 12% se ha incinerado y el 79% ha terminado en la basura o en el medio ambiente.
Sin embargo, a medida que iba pasando el documental, me fui sorprendiendo enormemente frente a las cifras dadas y al giro inesperado del mismo. Sí, se reconoce que el plástico es destructivo, pero lo que está realmente afectando la vida marítima incluyendo corales, animales y agua en general es la pesca comercial. No se refiere a la pesca ilegal de especies en vía de extinción, sino al proceso de pesca común y corriente que nos permite sentarnos a comernos un buen plato de pescado, muchas veces bajo la falsa concepción que es la opción más sana en el menú.
Existe el llamado Great Pacific Garbage Patch, una zona del océano pacífico que está cubierta de desechos humanos. Las fotos son abrumadoras. Sin embargo, Kip indica que sólo el 0.03% del Pacific Garbage Patch está conformado por residuos plásticos y el 50% está conformado por materiales de pesca. Las redes de pesca son abandonadas después de usarse, atrapando a muchísimos animales, estancándose en el fondo de los corales, matando a los mismos y por ende matando a su vez bastantes posibilidades de hacer algo por el medio ambiente.
Kip hace alusión a que muchos de nosotros tenemos la idea romántica de que los barcos de pesca son unos barcos pequeños, manejados por un viejo que ama el mar y que es un proceso manual. Lo que muchos no sabemos, es que los barcos de pesca hoy en día son más grandes que unos buques de guerra, que funciona de manera totalmente automática. El “bycatch” hace referencia a las especies marinas que quedan atrapadas sin intención en las redes de pescar. Evidentemente, como estos barcos funcionan de forma automática, cuando se desocupan dichas redes y se encuentran tiburones, delfines, o ballenas atrapadas en las mismas, estos son arrojados al mar sin vida. Alrededor de 300,000 delfines, ballenas y tiburones mueren por ser un efecto secundario de la pesca comercial, sin contar los miles otros que están matándose de forma intencional por el ser humano.
Es claro que este documental ha sido objeto de diversas críticas por expertos, organizaciones ambientalistas y académicos. Ha causado furor en las redes sociales e internet en general, pues para muchos es una mezcla entre ciencia y ficción. Sin embargo, como amante del océano y el medio ambiente, he leído todo tipo de críticas frente al mismo y he llegado a la conclusión que la mayoría de experto que se han pronunciado sí coinciden en que la pesca comercial evidentemente es una fuente innegable de daño al medio ambiente que se suele poner de lado por darle prevalencia a temas cómo el consumo del plástico. Está en nuestras manos, los espectadores, hacer una tarea responsable de ver este tipo de documentales o películas con una visión crítica, investigar lo que consideramos relevante y tomar las acciones que cada quien considere pertinente. Quién sabe, quizás de esta forma, de forma individual, pero uniendo esfuerzos podremos aliviar esta carga tan pesada que le hemos puesto al medio ambiente. En últimas, ¿qué mejor forma de proteger nuestro futuro, que protegiendo nuestros océanos?