Por: Orlando David Buelvas
Bogotá es una ciudad cosmopolita en cuanto culturas se refiere, cuenta con una población extensa y días que varían desde las lluvias torrenciales cargadas de frío irresistible, hasta calurosas horas acompañadas de sol, es, en fin, una ciudad impredecible, que cuenta con diversas culturas y muchas sorpresas.
Son miles las personas que deciden iniciar su vida universitaria en la capital colombiana, transportándose desde todas las regiones del país para convenir en el interior del país, generando entonces, un encuentro único de acentos, gastronomía, música y demás.
Es inevitable entonces, no hablar del gran choque cultural que se vive cuando todas estas civilizaciones se reúnen, pues, aunque los locales no lo entiendan, para una caleña bailar salsa con un rolo puede significar un trauma, así como para los costeños es imposible entender como existen personas tan reservadas o la incertidumbre que sufre un paisa al dejar su colorida ciudad para llegar a otra donde apenas se dan los buenos días, en fin, los bogotanos suelen ser algo introvertidos.
Y es que no se exagera cuando se afirma sobre los capitalinos una personalidad más bien reservada, es muy diferente saludar a un amigo en Bogotá y preguntar “¿Cómo estás?” seguramente se limitará a decir “bien”, la situación cambia si lo haces en la costa, si en Barranquilla preguntas “¿Cómo estás?” a algún amigo, te tienes que preparar para una respuesta donde te hará un resumen de su vida junto con la de su familia, vecinos, levante, universidad, abuelos y hasta del perro si te tiene confianza.
Luego, están los acentos, para muchos es un tema que genera gran curiosidad y algo que siempre pasa es ver como al llegar a la capital, siempre se señalan comentarios como “¡Qué raro hablas!” o “Que chistoso ese acento”, y claro al que se le acusa no entiende nada porque lleva hablando así toda la vida y se considera de un hablado “neutral”, es incómodo llegar a un lugar nuevo y ser señalado como extraño cuando sientes que sigues siendo la misma persona y piensas que lo raro no eres tú, sino, todo lo que te rodea.
La adaptación nunca es fácil, temas como el clima o la comida son cosas que siempre se echan de menos, porque la verdad no es que la Chagua sea un manjar.
El silencio de Bogotá es otro tema a resaltar, aquí la tarde de un domingo puede llegar a ser un momento de silencio absoluto y hasta soledad, en caso de vivir solo, suelen ser momentos en los que se llega a cuestionar la decisión de mudarse a la capital, pero la verdad, no hay necesidad de ser tan trágicos.
Otro factor importante, es el transporte público y los trancones, que una ciudad tan grande tenga problemas como estos llega a ser un dolor de cabeza, más cuando eres nuevo y vienes de una ciudad pequeña, pues, en estas caminar casi siempre es factible, pero si comparamos, caminar dos cuadras en Bogotá por lo extensas que son y por los efectos de la altura es como caminar ocho en Montería, además, si se es de ciudad pequeña los trancones son un tema nuevo que nunca se ha enfrentado y seguramente pondrá tu paciencia a prueba cuando salgas de clase de seis tomando un bus por la séptima para regresar a tu hogar.
Las culturas en nuestro país son casi que caricaturescas, tanto así que encontrarlas puede ser hasta divertido, como imaginar una santandereana de alto carácter peleando con un capitalino o un vibrante chocoano bailando currulao junto a un cartagenero, esto y más son el tipo de cosas que pueden darse en Bogotá, tierra pluricultural.
En fin, Bogotá es una ciudad indefinible, solo al experimentarla se podrá crear una idea alrededor de esta ciudad cargada de oportunidades, experiencias y diversidad de conocimientos. Por lo que, su encanto no se limita a la calidad de sus residentes o la multiplicidad de comidas que se encuentran en la capital, pues también es importante la experiencia de cada persona.
Para sobrevivir y no caer en el error de sentirse solo en esta maravillosa y basta ciudad solo es necesario dar una oportunidad a las personas que la habitan, así, se dejan de lado ideas erróneas y se empieza a vivir en una ciudad, no de lluvias y días grises, sino llena de sorpresas y oportunidades únicas.