ACTUALIDAD
2019-I
Libertad, igualdad y fraternidad
LA LIBERTAD GUIANDO AL PUEBLO
En Francia, el pueblo siempre ha creído que puede cambiar la política. Los ciudadanos saben que el Estado debe proteger los derechos de todos, pero más importante, saben como exigirlo.
Por: Camila Solano
Históricamente, el pueblo francés se ha unido por diferentes causas que considera injustas y ha logrado generar un cambio en toda la sociedad, desde proteger la libertad de prensa hasta abolir la monarquía en la Revolución Francesa.
Este es uno de los cuadros más famosos de la historia francesa. La libertad guiando al puebloes un cuadro pintado por Eugene Delacroix en 1830 y representa la Revolución de Julio. Esta fue iniciada por los republicanos liberales porque Carlos X, el último Borbón de Francia, intentó, por medio de ordenanzas, limitar la libertad de prensa. Eugene Delacroix representó toda la sociedad en su obra: jóvenes, adultos y soldados de todas las clases sociales. Igual que en la Revolución Francesa, el pueblo francés seguía siendo un pueblo unido y poseído por un deseo violento, la libertad.
Actualmente, los chalecos amarillosse toman París todas las semanas. Han protestado desde el 17 de noviembre de 2018, y desde entonces, los sábados les pertenecen. Puede que ya no tengan la misma atención mediática que tuvieron en las primeras protestas, pero esto no significa que se hayan rendido ni mucho menos, debilitado. Puede llover, puede nevar, pueden caer truenos, puede haber heridos y muertos, pero todavía siguen protestando. Todo París sabe que los sábados es mejor no salir, a menos que sea un motivo imperativo; se cierran almacenes, calles y hasta líneas de metro.
El movimiento de los chalecos amarillos inició como una reacción al alza de impuestos a la gasolina. Emanuel Macron los incrementó con el fin de desincentivar el uso de carros y motos para proteger el medio ambiente. Los chalecos amarillos son, principalmente, habitantes que viven en zonas rurales en las que es necesario el uso de estos transportes y este impuesto los afectó mucho. En general, estas manifestaciones han reflejado el descontento del pueblo francés con la “política de ricos” de Macron. Después de 12 sábados, 11 muertos y aproximadamente 3300 heridos, Macron admitió que “ha habido una clara ruptura a la igualdad”. Dice que el Estado se compromete a garantizar la justicia social. Los chalecos amarillos se han hecho oír hasta lograr una respuesta del gobierno. Son parte de un pueblo unido que pelea sin descanso por una causa común, como en la Revolución Francesa.
Pero, ¿qué tiene este pueblo que no tiene el colombiano? ¿por qué en Colombia no hay un pueblo unido? Si nuestro derecho está basado en el de ellos, ¿qué les dieron de comer que los hizo tan revolucionarios?
Tristemente, en Colombia, todavía tenemos un pueblo muy dividido, un pueblo que pelea con terrorismo y violencia para hacerse oír, un pueblo al que la historia no le ha dado la razón y en el que las pasiones políticas son más fuertes que la libertad guiando al pueblo. Ser conscientes de nuestros derechos y exigirlos es un deber.
La marcha en contra del terrorismo era una ocasión para dejar de lado la política y para que la solidaridad y la empatía nos guiaran, pero no fue así. Terminó siendo una oportunidad para seguir dividiendo a nuestro pueblo que es sólo uno, pero parecen varios. La paz y la guerra no son partidos políticos, pero en eso se han convertido.
Poco a poco, hemos empezado a tomar consciencia de la importancia de la democracia y la ciudadanía. Las anteriores elecciones presidenciales tuvieron una participación que no se veía desde el Frente Nacional, el pueblo colombiano se ha concientizado de votar y participar en la política cada vez más. La democracia está en la práctica no en la teoría. Nos hemos dado cuenta que marchar y manifestarnos sí puede generar un cambio.
Las protestas que hubo para defender la educación pública rescataron ese verdadero sentido de democracia, al pueblo y su poder. Después de 10 manifestaciones, las marchas estudiantiles lograron que el gobierno destinara 6,2 billones de pesos a la educación. No es suficiente con estar inconformes, tambien hay que demostrarlo. Hay un nuevo pueblo que se hace oír y que está generando un cambio, un pueblo colombiano al que la historia le dará la razón.