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Fuerza, resiliencia, disciplina y compromiso, las mujeres juegan fútbol también.
Jugar como niña
El mundial femenino de la FIFA marcó la historia del mundo y de nuestro país. Este año, la Copa Mundial Femenina fue la más vista desde su fundación en 1991 y la participación de las colombianas destacó y sorprendió al mundo entero.
Fuente: Pexels
Por: Sofía Pinilla Ospina
Desde el 20 de julio hasta el 20 de agosto se llevó a cabo la novena edición de la Copa Mundial de Fútbol Femenino en Australia y Nueva Zelanda. Esta edición fue la más vista en la corta historia del torneo, tuvo treinta y dos equipos participantes y casi dos millones de asistentes, convirtiéndose en un hito para el deporte femenino a nivel mundial y nacional. La visibilidad del deporte femenino creció notablemente en este torneo, y además puso en el mapa a las deportistas colombianas, quienes gracias a su excelente participación han sido reconocidas a nivel mundial y se les ha abierto un mundo de oportunidades.
En esta edición del torneo, salieron campeonas las jugadoras de la selección de España, en segundo lugar estuvo el equipo de Inglaterra. Las jugadoras colombianas obtuvieron una participación destacable llegando a cuartos de final, donde fueron derrotadas por las inglesas. El seleccionado colombiano subió en el ranking de la FIFA del puesto veinticinco al puesto veintidós, convirtiéndose en la segunda mejor selección del continente.
Tanto en España como el Inglaterra, el fútbol profesional femenino está bastante avanzado a comparación de otros países, sus ligas son de las más vistas, los equipos tienen buenas pagas -que igual no son equiparables con la de los equipos masculinos-, tienen reconocimiento mundial y realmente les dan las mejores condiciones posibles para el desarrollo que ha tenido el deporte femenino. Que queden entre los primeros puestos selecciones con tanto apoyo y estructura, solo demuestra que el esfuerzo hace los resultados.
Colombia por otro lado, es un caso diferente. Sólo podemos decir que la liga de fútbol profesional existe; tiene apenas seis años de su fundación y el apoyo a las futbolistas es casi inexistente. La brecha es enorme, muy bajos salarios, casi ninguna publicidad y nada de reconocimiento. Y a pesar de todo esto, llegamos a cuartos en el mundial del 2023. El fútbol femenino en Colombia ha crecido notablemente, y sus jugadoras tienen mucho talento.
En el 2022, la selección femenina sub-17 quedó subcampeona en el mundial de India, y es claro que el gran resultado que tuvieron en 2022 se vio reflejado en el mundial de mayores de este año. La calidad del juego no es comparable con la de las jugadoras de ligas europeas o estadounidenses, pero la pasión, compromiso y entrega las destacaron sobre el resto de los equipos.
Las colombianas tienen una trayectoria corta pero la cantera va creciendo y cada vez tiene mejor nivel, y solo con el mundial de este año, se les dio visibilidad a las jugadoras a nivel mundial. Aparecieron en noticias, fueron celebradas durante el mundial y después, siendo lo mejor de todo, han sido buscadas por equipos de excelente nivel en otros países. Por ejemplo, Linda Caicedo, que no solo tuvo el mejor gol del mundial, fue convocada y firmó contrato con el Real Madrid; lo que no solo es una gran oportunidad para ella, sino que también la lleva a entrenar y jugar en donde más reconocen el esfuerzo y la calidad del fútbol femenino. No solo ella, también está Ana María Guzmán, que firmó con el Bayern Múnich por su gran participación en el mundial, igual que Catalina Pérez, la arquera que firmó con el Werder Bremen de Alemania. Junto a las jugadoras de Europa, podemos esperar que sigan brillando y aprendiendo mucho, dejando el nombre de Colombia en lo alto, y abriendo puertas a las nuevas generaciones que vienen.
De igual forma, a pesar de que a nivel mundial tienen alto reconocimiento en el fútbol femenino, la mayoría de las jugadoras de la selección siguen en equipos nacionales. Y esto se debe a que a pesar del talento de sus jugadoras, no llegan al nivel que tienen las jugadoras en Europa o Estados Unidos.
Lo más difícil realmente es la clara diferencia que hay entre el fútbol femenino y el masculino en el país. Claro no podemos ignorar que hay un tema de tradición y longevidad de la liga masculina que está presente, pero eso no quita que no se le haya dado el espacio que se merece al fútbol femenino. Tan clara es la situación que solamente hay que analizar para la emoción por las clasificatorias del mundial masculino.
La afición al fútbol en Colombia es impresionante, todos son hinchas de algún equipo y lo defienden a muerte. Esto hace que se mantenga el fútbol masculino y que claramente la selección de hombres tenga más fuerza que la de mujeres. Si nos ponemos a comparar, los dos equipos mayores, lo más lejos que han llegado en mundiales, es a cuartos de final en ambas categorías. Podríamos decir que tenemos dos equipos con los mismos logros, pero por la cultura que se tiene en el país alrededor del fútbol masculino, la atención a los equipos femeninos es menor. Obviamente no podemos obligar a las personas a que empiecen a ver fútbol femenino, pero sí se podría incentivar, o por lo menos facilitar que se puedan conocer estos equipos.
Por otro lado, la brecha salarial, que va a de la mano con las audiencias del deporte, es demasiado marcada en nuestro país, y es algo estructural no solo en el deporte. Los expertos en el tema justifican que las mujeres futbolistas deben ganar menos porque no tienen el mismo alcance en medios de comunicación que el fútbol masculino, y en parte tienen razón. Lo que está mal, es no darles la oportunidad de visibilizarse. Ya en sí, el fútbol de hombres, por su trayectoria, la afición y que gran cantidad de niños hombres juegan este deporte, será mayor. Al simplemente transmitir los partidos y hacer mayor publicidad sobre el fútbol de mujeres pueden ayudar a darle a las mujeres un salario más justo, aumentando sus audiencias. Cada vez la afición al fútbol femenil es mayor, pero falta apoyo de los clubes para que a sus ramas femeninas les den más importancia. Las ligas femeninas y los torneos tanto nacionales como los internacionales, tienen apenas pocos años desde sus fundaciones, pero paso a paso, los clubes van creando seccionales femeninas y los torneos van creciendo. No todo se da por pedido, el avance es lento pero por lo menos avanza.
En comparación, los futbolistas hombres ganan abismalmente más que las mujeres en el fútbol profesional; las mujeres en promedio ganan dos millones de pesos, mientras que los hombres sus cifras varían entre tres millones y doscientos cincuenta millones de pesos según un estudio de la Universidad Nacional y de acuerdo con entrevistas con jugadores nacionales. Es clara la diferencia, y demuestra que no solo es un tema de audiencias, sino que realmente existe una discriminación.
Esto no solo es solo en fútbol, en la mayoría de los deportes es así, y aunque haya mucho talento en ambos géneros, los hombres ganan más. Es la brecha salarial de género puesta en competencias y justificada en las audiencias, cuando realmente la oportunidad deportiva para las mujeres, especialmente por los salarios, es reducida y muy difícil de sostener económicamente. Falta mucho por hacer, pero por el momento, hay que reconocer que existe un problema, y solo con eso se puede ayudar a llegar a condiciones de equidad, pero que sea digno y justo con el trabajo que realizan y los logros que alcancen nuestros deportistas.
De todas formas, la selección colombiana de fútbol femenino se lució en el mundial de Australia y Nueva Zelanda en 2023, el evento cambió la perspectiva del deporte femenino alrededor del mundo y presentó al mundo un nuevo grupo de deportistas élite en un deporte dominado por hombres. Solo nos queda felicitar nuevamente a nuestras guerreras, que son unas campeonas de verdad, que a pesar de las adversidades están donde están, y esperamos que lleguen mucho más lejos. Que el fútbol femenino siga cogiendo fuerza tanto en Colombia como en el resto del mundo. Y por último, que no se nos olvide, que las niñas saben jugar fútbol, y jugando como niñas llegaron a cuartos de final.