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EN EL HUECO

Una de las personas más influyentes de la historia política del país 

Es mejor el camino de la ética

Conozca la entrevista que Foro Javeriano le hizo al senador De La Calle. 

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Fuente: Perfil Facebook - Humberto de la Calle

Por: Julián Echeverry-Guerra y Nicolás Montenegro Morales

Humberto De La Calle es un nombre que se ha escuchado en la vida pública colombiana durante más de 30 años: Decano, secretario de gobierno, ministro de gobierno en plena constituyente, vicepresidente, embajador, negociador de paz y senador son algunos de los cargos por los que ha pasado. En todos ha dejado huella y le ha sido fiel a sus principios, sin temor a criticar copartidarios cuando lo ha sentido necesario, ni de apoyar las iniciativas que considera son beneficiosas para el país. Sus banderas han sido las del compromiso y la decencia, formas extrañas y casi irreconocibles para quien vea el panorama político actual. 

En esta edición de Foro Javeriano, quisimos recordar algunos momentos de su carrera, averiguar su pensamiento sobre el panorama actual y pedirle consejo para el futuro. Para esto, contamos con su amabilidad de respondernos esta breve entrevista: 

 

¿Cómo describiría esta labor como senador? ¿se lo ha disfrutado? ¿ha sido lo que esperaba? ¿cómo ve el papel del congreso en este periodo? 

Humberto De La Calle Lombana: Disfrutado no. Quizás sea cuestión de temperamento. Me afecta el incumplimiento de los horarios, el exceso de intervenciones repetitivas, las largas diatribas que van postergando la verdadera discusión sobre los proyectos. Por otro lado, en mi caso el trabajo es exigente. No se trata solo de lo que ocurre dentro del recinto sino la cantidad de compromisos por fuera, para oír sectores de la sociedad sobre las distintas agendas. He trabajado en el ejecutivo y probablemente se me dificulte acomodarme a un ritmo tan ineficiente. Además, la ley de bancadas, con la designación de voceros, estaba llamada a aliviar esta situación, pero la verdad es que no se aplica. 

 

 ¿Qué le ha parecido el Gobierno Petro? ¿algo bueno que recate y cuál ha sido para usted el peor error? 

H.C.L: El gobierno acierta cuando pone como foco principal la lucha contra la inequidad. La verdad es que como sociedad y como Estado lo hemos hecho mal. Muchos niños se ven obligados a luchar en una cancha desigual. Por eso yo he acompañado algunas iniciativas medulares del gobierno, tales como la reforma tributaria para favorecer el esfuerzo pro-equidad del Estado, el Plan de Desarrollo, la reforma pensional, la jurisdicción agraria entre otras. Pero el gran error es la idea de que la defensa del programa debe hacerse con base en el odio. El gobierno contribuye a dividir a los colombianos y a crear un ambiente de fanatismo que, desafortunadamente, también es utilizado del otro lado. 

 

 ¿Entre el aplauso en la constituyente y la firma del acuerdo de paz con cual de esos dos momentos se queda? 

H.C.L: Son los dos sellos que, espero, definan mi vida. Es imposible escoger uno. Pero tienen en común la idea de que es posible cambiar, darle espacio al pluralismo, generar condiciones nuevas y todo ello dentro del respeto al estado de derecho. 

 

¿Qué le queda por hacer a Humberto de la Calle? ¿Se ve nuevamente cómo candidato presidencial? 

H.C.L: Candidato presidencial no. Tampoco senador ni nada que implique solicitar el voto de los colombianos. Me encanta escribir, el periodismo tiene su vena atractiva y la academia me seduce, sobre todo en la idea de regresar de nuevo como alumno porque cada día que pasa siento que crece mi ignorancia. 

 

Usted ha hecho parte de la vida pública del país durante décadas, si pudiera darle un consejo a los jóvenes universitarios que están pensando en dedicarle la vida al servicio público, ¿qué les diría? 

H.C.L: Ya de por sí incursionar en política en estos tiempos de fanatismo es admirable. No es una vida cómoda. El dilema corresponde a una vieja disyuntiva ética: ¿Hasta dónde debo llegar para el logro de los propósitos nobles? Es como una situación basculante entre la ingenuidad y la buena fe y la necesidad de eficacia y éxito. Lo que estamos viendo, es que el cambio ha venido tocando algunas esferas de la vida política, pero se trata de implementarlo a través de la misma metodología tradicional vivamente cuestionada. En ese momento, es mejor el camino de la ética. Aún si el resultado es el fracaso, uno morirá más tranquilo. 

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