EN EL HUECO
El second hand está de moda
Historias de segunda mano
El primer capítulo de El cuchitril, la tienda de segunda mano más espectacular de Bogotá.
Fuente:
Por: Eduardo Aldana Salazar
Algunos de ustedes ya me conocen y espero que por esta columna muchos otros me empiecen a conocer; en la que les contaré muchas historias y cuando digo muchas, es que son muchas. Algunos de estos cuentos son prestados y otros son míos; pero, al fin y al cabo, son historias. Todo esto me pasa o lo oigo en el mejor trabajo del mundo. Así es, yo trabajo en El cuchitril, la tienda de segunda mano más espectacular de Bogotá. Primero que todo, me gustaría explicarles que es el second hand, puesto que es un tema que puede llegar a ser polémico y controversial. Sobre todo, si ustedes son personas que pasan de los 40 años.
Entonces, para entrar en materia toca dejar claro que el second hand lleva estando de moda toda la vida. La cosa es que antes el tener ropa usada era algo de lo que se hablaba con voz bajita y únicamente con el círculo familiar o social más cercano. Muy seguramente no lo conocen como second hand, más bien lo conocen bajo el término de “herencia” y no, no estoy hablando de los terrenos de la abuela. Estoy hablando de esa chaqueta que tienen en el closet que alguna vez fue de su papá, o ese par de aretes que tienen en su joyero que eran de su mejor amiga. Sí, esos por los cuales a ustedes se les escurrían las babas, esos que guardan como un tesoro porque son un regalo con una historia detrás. Pero, ¿Por qué esta tendencia tiene tanta fuerza y todos los días gana más y más adeptos? Lo que pasa es que esta nueva generación es muy diferente a la generación anterior.
Gran parte de esta nueva generación piensa un mundo muy diferente, en donde “el qué dirán” no importa. Prefieren ver un mundo con menores índices de contaminación en el mar, con menos toneladas de ropa usada botada en el desierto de Atacama en Chile, con menos videos de pingüinos bebes, corriendo sin saber qué hacer porque su casa se está derritiendo. Sí, básicamente es por eso por lo que se mueve la industria del second hand. Sin mencionar el placer culposo de comprar algo usado. El punto va a que con cada compra uno tiene un sinfín de emociones que terminan en un placer incomparable. Cuando se compra de segunda, la sensación es muy diferente, sientes que aportas un granito de arena a salvar el mundo y que en la bolsa llevas una historia que merece ser contada.
Existen muchos temas sobre los que podría escribir. Pero hay una cosa que sobresale de las demás y es el cómo conseguimos los objetos. Existen muchos mitos sobre cómo llegan las cosas a este tipo de locales y todo el tiempo tengo que oír las mismas dos preguntas “¿Esto era de algún muerto?” Y “¿Tienes algo que esté embrujado?” No es por dañarles la fantasía a los curiosos, pero, ninguna de las dos respuestas es cierta. Bueno, parcialmente. Todas las cosas del Cuchitril son traídas por personas de carne y hueso, que nos dejan sus objetos para que los vendamos. Lina, mi boss, se toma el trabajo de hacer toda una curaduría (es decir escoger) a cada cosa que entra al local y si algo no es especial o si no tiene alguna historia que contar, no lo recibe. Algo curioso es que uno nunca sabe cuáles son los tesoros que puede tener la gente y la verdad es que el menos pensado tiene un mundo de cosas por dar.
Lo importante del cuento, es que la mayoría de los objetos no son de muertos y sobre objetos embrujados tampoco aplica, porque se encargan de limpiar y neutralizar todas las malas vibras del local. Además, parte de la filosofía del local hace referencia a un mantra que dice “Que todo fluya y que nada influya” lo que termina en una teoría, de que las personas tienen dos estados en la vida. Uno al que le decimos la etapa de recolectar (estos son nuestros principales clientes) que básicamente son estas personas que andan buscando tesoros y la otra etapa es la de simplificarse (ellos son nuestros más importantes proveedores) personas que están buscando hacer un algún cambio en su vida.
Como les contaba en este recorrido he vivido, escuchado y conocido un sinfín de historias que les iré contando en la próxima edición. Hasta entonces.