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ACTUALIDAD

2019-II

Fútbol Femenino

FÚTBOL CON F DE FEMINISMO

En esta edición de FORO JAVERIANO, Carolina Gil, abogada y especialista en derecho deportivo, comparte con nosotros su visión frente al fútbol profesional femenino en Colombia.

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Fuente: FORO JAVERIANO

Por: Adriana Torres

La liga colombiana de fútbol femenino corre peligro y parece que a pocos les importa. Hace pocos meses estuvo sobre la mesa la opción de sustituir la liga profesional femenina y a pesar de que la decisión no fue acogida y la Dimayor se retractó al respecto, el problema va mucho más allá. El hecho de que esta opción haya sido siquiera una posibilidad, no es más que la materialización de un país que sigue inmerso en estereotipos machistas, en donde les cuesta entender que las mujeres también podemos destacar en aquellos campos que los hombres han dominado por años. 

 

Para conocer un poco más sobre esta problemática nos contactamos con Carolina Gil una abogada feminista y gran amante del fútbol, para que nos contará su visión frente a la situación actual del fútbol femenino. 

 

Carolina Gil Holguín es abogada de la Universidad de Medellín, con conocimiento en Derecho Deportivo, Propiedad Industrial y equidad de género en el fútbol profesional colombiano. Actualmente, es candidata a Magister en Derecho Internacional de los Negocios de la Universidad Externado de Colombia;  es una mujer apasionada por la investigación, el fútbol y el pensamiento disruptivo. Su pasión por el fútbol y el feminismo comenzó desde pequeña cuando era aficionada a éste deporte y disfrutaba jugarlo, fue ahí donde vivió en carne propia las situaciones irregulares que se presentan en el fútbol por el hecho de ser mujer. Gil encontró en su carrera la forma de contribuir al cambio que se necesita construir dentro y fuera de las canchas para mejorar las oportunidades de las mujeres en Colombia.

 

¿Cómo describirías la situación actual del fútbol profesional femenino en Colombia?

 

Carolina Gil: Creo que el fútbol femenino se encuentra en el punto en el que no crece y tampoco se marchita, tan solo sobrevive con lo poco o nada que le destinan para existir. Quiero destacar el talento de las futbolistas, quienes también dan todo lo mejor de sí para mantenerlo vivo; pero esto no es suficiente. Es necesario que se trabaje en un modelo de negocio que le permita al fútbol femenino generar una experiencia distinta, innovadora y desde luego atractiva comercialmente tanto para la empresa privada, el Estado mismo y el consumidor. Una experiencia que comience desde el preciso momento en el que se adquieren las entradas, con la promesa de vivir un espectáculo que vaya de la mano de la mística que de por sí tienen ya el fútbol, que lo hace el deporte más importante y visto alrededor del mundo.

 

¿Lo que está pasando con la Selección colombiana de fútbol femenino se relaciona con la situación actual de las mujeres en nuestro país?

 

CG: Soy partidaria de esa idea que dice que como se hace una cosa, se hace todo y eso nos pasa en Colombia.  La mujer colombiana es el reflejo de años y años de lucha por defender sus derechos y reclamar el lugar que le pertenece en todos los sectores, no por encima ni por debajo, al lado del hombre; pero creo que es la hora de cuestionarnos el por qué las mujeres siempre tenemos que estar probando que somos buenas y que somos merecedoras de un trato digno y en igualdad de condiciones a los hombres. Pienso que es lo que suceden en el fútbol profesional femenino; nuestras mujeres están más ocupadas intentando demostrarle a los hombres y a algunas mujeres, que son buenas en lo que hacen, que tienen talento, que pueden ofrecer un espectáculo competitivo y que gozan de condiciones físicas óptimas para enfrentar, inclusive a los hombres en competiciones. Estamos más concentradas en estar demostrando cosas, en vez de ocuparnos en unir fuerzas para aprovechar todo el talento, inteligencia, fortaleza, capacidad de adaptación entre otras cualidades, a crear el sello propio al fútbol femenino colombiano que logre inspirar muchas mujeres a cumplir sus sueños.

 

¿Qué crees que le falta al fútbol femenino para llegar a ser como el masculino?

 

CG: Pienso que definitivamente es hora de dejar de comparar fútbol femenino y masculino o intentar que uno se parezca al otro. El fútbol femenino debería tener una connotación diferente, debería trabajar de la mano del fútbol masculino por supuesto en una estrategia conjunta en la que ambos puedan llegar a más personas y cautiven con su talento humano. Hay que seguir trabajando en imprimirle al fútbol femenino su propio sello de calidad, donde estas mujeres maravillosas y talentosas logren inspirar a tantas mujeres que constantemente buscan una motivación, un modelo a seguir y por supuesto que, en algún tiempo, no muy lejano, espero, el fútbol femenino colombiano pueda compararse más con fútbol femenino internacional y buscar referentes para mejorar, para dejar de un lado la comparación con el masculino y, por el contrario, trabajar juntos por el deporte colombiano. 

 

 

¿Qué opinas frente a la opción de que los equipos de fútbol profesional sean mixtos? ¿Solucionaría la actual problemática?

 

CG: No creo que sea la solución. No se trata de tomar medidas apresuradas por querer buscar la igualdad de género, que tantas veces se ha malentendido. La igualdad de género se traduce específicamente en que hombres y mujeres tengan acceso a las mismas oportunidades, se les proporcionen a unos y a otros en igualdad de condiciones las herramientas para crecer y para lograr sus objetivos. Es importante seguir trabajando para que en una rama y en otra se den las condiciones necesarias para el crecimiento como deporte y como herramienta económica dentro del mercado objetivo de uno y otro. Sin descartar que a futuro se pueda crear, de la mejor forma posible, esta tercera posibilidad del fútbol mixto.

 

¿Es posible identificar alguna desventaja entre fútbol femenino y el masculino desde el punto de vista legal?

 

CG: En realidad, no creo que sea un problema legal en sí, de hecho, tenemos un ordenamiento jurídico bastante garantista desde nuestra Constitución, que propone igualdad de condiciones y trato digno en todos los ámbitos. Pienso más bien que el problema radica en la mentalidad; el fútbol femenino ha caído en una miniaturización tóxica en la que de ninguna manera se ve reflejado el espíritu garantista al que aspira el ordenamiento jurídico y de nada sirve que la norma proteja la igualdad de condiciones, si cosa muy distinta se vive en la realidad, donde las personas que manejan el fútbol, pasan por alto adrede, tantas situaciones injustas. Mientras que las instituciones y las personas encargadas de dirigir la empresa del fútbol en Colombia no hagan cumplir la Constitución, los tratados y reglamentos internacionales que propenden por la igualdad de oportunidades en el fútbol; no existirá un cambio real, que le permita al fútbol femenino desarrollar su potencial comercial, deportivo y humano.

 

Alguna anécdota personal dónde en tu trabajo y como gran amante del fútbol, te hayas sentido discriminada por el hecho de ser mujer.

 

CG: Debo decir que soy una mujer bastante afortunada, o tal vez si es cierto que las energías se atraen y casi siempre he estado rodeada de gente maravillosa, hombres y mujeres que vibran con la misma intensidad que yo y desde luego, con ideas bastante parecidas a las mías. Desde luego no todas las personas se encuentran vibrando de la misma manera y en nuestra profesión, lastimosamente aún existen generaciones de personas bastante arraigadas al pensamiento machista y discriminatorio. Lo más cotidiano y lo que siempre comento, que va muy en consonancia con lo que pasa en el fútbol profesional, es que, para nuestro oficio, las mujeres no somos llamadas por el nombre de nuestra profesión, donde los hombres si son “los doctores” y nosotras somos siempre “la señorita” y “la reinita”. 

 

¿Feminismo y fútbol se relacionan?

 

CG: Claro que el feminismo se relaciona con el fútbol, porque visto de esta manera, lo que queremos no es de ninguna manera compararnos con el fútbol masculino, como quieren hacerlo ver, si no que de la mano trabajar por crear e imprimirle el sello propio al fútbol que nos permita, bajo la premisa de la igualdad de oportunidades y un trato digno de la profesión, lograr que el fútbol femenino sea otra herramienta útil para nuestra economía y para la sociedad como agente de cambio.

 

A pesar de que la liga femenina sigue en pie y el torneo se llevará a cabo en el segundo semestre de este año, aún nos queda un sabor amargo frente toda esta situación. Las futbolistas colombianas han tenido que luchar para abrirse campo en el fútbol profesional que aún las percibe como simples niñitas aficionadas. Necesitamos más mujeres como Carolina Gil, que le apuesten a un país que se esfuerzan por romper aquellos estereotipos que nos impiden a las mujeres conquistar nuevos campos. El fútbol femenino no es ningún “caldo de cultivo del lesbianismo” y ser futbolista no es sinónimo de marimacha o machona; el recorrido aún es largo, pero aunque intente suspendernos o sustituirnos seguiremos en las canchas,

 

¡Que viva el fútbol profesional femenino colombiano!

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