EN EL SEXTO
Triunfo del equipo de cinco Javerianos en el concurso de la Cámara de Comercio de Bogotá
Memorias de la participación y triunfo de cinco Javerianos en la III edición del Concurso Estudiantil de Juicios Empresariales de la Cámara de Comercio de Bogotá.
Fuente: Archivo David Cáceres
Por: José Javier Osorio Quintero
David Alejandro Cáceres Guerrero, Valeria Reyes Otalora, Juan Francisco Zarta Ortiz, Ana María Malaver Martínez y Santiago Baquero Rey fueron los ganadores de la III edición del Concurso Estudiantil de Juicios Empresariales organizado por la Cámara de Comercio de Bogotá. Adicionalmente también fueron galardonados con el reconocimiento a “Mejor memorial”.
El 24 de agosto de 2023, el Dr. Juan Felipe Tejeiro Carrillo, coach del equipo y profesor de Probatorio Civil, envío por el grupo de WhatsApp de la clase la información ateniente al mencionado concurso. Les comunicó que si alguien estaba interesado armara un equipo y le informara.
Armar el equipo fue una tarea un poco díficil en cuanto a la premura. Incluso su inscripción fue extemporánea y autónoma por parte de los estudiantes y el coach, toda vez que a la hora de buscar el apoyo de la Facultad no había claridad acerca del Departamento que los apoyaría, pues tangencialmente los abarcaba todos.
El equipo reconoce a unanimidad que el apoyo del Dr. Juan Felipe Tejeiro, su hermano el Dr. David Tejeiro y el Dr. Alejandro Diaz – en otras palabras, la compañía de la firma TDB Abogados – fue más que incondicional. Hacen un llamado a la Facultad por un mayor respaldo y visibilidad a los concursos locales, no solo a los internacionales.
El caso se enmarcaba en el país ficticio de Bacaba. La controversia radicaba en la instalación de un proyecto de energía solar en unas tierras que habían sido abandonadas fruto del conflicto armado. Cuando estaba avanzando la construcción, las personas desplazadas llegaron a reclamar la propiedad de las mismas. Yo me pregunto: ¿Qué tan ficticio habrá sido el caso?
La preparación inicial del equipo fue los jueves en la noche. En las primeras sesiones leyeron el caso y revisaron punto por punto. El proceso fue un poco curioso porque iniciaron a estudiar el caso antes de saber qué rol les asignarían. La primera semana todos vaticinaron el triunfo de la constructora/empresa e hicieron fuerza para que pudieran defenderla. Cual no sería su sorpresa cuando les asignaron el rol contrario, el del Estado. Confiesan que fue determinante haber pensado inicialmente en ser la contraparte a la asignada, pues esto les favoreció a la hora de controvertir los argumentos.
Lo más difícil fue poder definir quiénes serían las dos personas que hablarían en las rondas orales. Reflexionan acerca de la importancia de reconocer el esfuerzo de todo el equipo que participa, pues se tiende a pensar que las personas que se paran a hablar son las únicas que saben o hicieron el trabajo y se debe valorar el trabajo de todos.
Quizá lo más valioso, en términos de triunfo y de experiencia, fue haber concursado con un grupo de amigos más que con un equipo de personas. Los cinco se conocen desde los primeros semestres. La rigurosidad de la preparación no mermo el disfrute del proceso ni tampoco las risas. La camaradería y amistad extra que desarrollaron es más que notoria.
Recuerdan con risas que estando en el momento más crítico de la estructuración del memorial, David y el Dr. Tejeiro, dada su afición futbolera, optaron por dedicarse a ver el partido del FC Barcelona contra el Granada y hasta “gritar en voz baja” las anotaciones. Esto ocasionó que, cuando todos se dieron cuenta lo que estaban haciendo, tras más de una hora, dejaran de trabajar y se dedicaran a ver juntos el encuentro.
En una de las preparaciones de los fines de semana en las oficinas de Tejeiro Díaz-Better Abogados – publicidad jurídica no pagada – le jugaron a Santiago la broma de dejarlo trabajando solo: Salieron todos a comprar algo, entraron en silencio, se escondieron en la terraza y él duró más de una hora sin darse cuenta que ya habían regresado. Cuando los encontró escondidos en la terraza de la oficina estallaron a las carcajadas.
Las primeras dos rondas del concurso fueron las más rudas. Por las dinámicas del mismo, los jueces de cada audiencia enfocaban sus preguntas hacía el área del derecho donde recaía su experticia. La preparación a nivel de derecho internacional del equipo de la Javeriana no era las más sólida de todas y en su segunda audiencia los tres togados eran internacionalistas. Las preguntas que les hicieron fue del calibre de increparlos acerca de estado de las votaciones de una resolución que habían alegado.
Después de estas rondas y un aparente buen desempeño del equipo, a la hora del almuerzo decidieron ir a almorzar salchipapa a un lugar que no se veía del todo confiable. Dicho y hecho, el orador principal, Juan Francisco, se indigestó y por poco tiene que ser sustituido. Ante esta situación, el Dr. Tejeiro solo atinaba a decir: “Fresco, pase a hablar sin corbata”. Al día de hoy no entienden la relación entre una indigestión y una corbata. Al final, Zarta se mejoró y pudo hacer su intervención – con corbata, claro está –.
La estrategia que usaron fue diferente a la de los demás equipos. Optaron por igualar la distribución de tiempo de los alegatos iniciales con los de la réplica, lo cual les permitía desvirtuar con mayor desarrollo los postulados de la respectiva contraparte.
Por el reglamento del Concurso, y so pena de descalificación, no podían decir de qué universidad era cada equipo. Les dio muy duro no poder expresar y enorgullecerse de la Javeriana pues era notoria la calidad superior de su memorial y sus intervenciones. No poder demostrar su identidad era difícil. Era como “traicionar” o tener que “ocultar” lo que los preparó tan bien para llegar. La satisfacción vino cuando, por azares de la vida, los tres jueces de la final eran Javerianos, pero no sabían que el equipo ganador también lo era. La emoción en sus rostros al darse cuenta que su Casa de Estudios había ganado el concurso no tuvo precio.
El mayor aprendizaje con el que se quedan del Dr. Tejeiro es que para ser un buen abogado primero hay que ser una buena persona, que sabe disfrutar su vida y como tal se goza su profesión. Consideran que ese es su secreto para ser un gran abogado, un gran profesor y un gran coach. Adicionalmente, David recuerda con cariño como no lo dejó retirar la materia de “ultimate” pues no había asistido a un par de clases y el viernes del concurso era el último día para llenar el formulario de retiro de asignaturas. El Dr. Tejeiro le dijo “no se programe para darse por vencido, luche o acepte las consecuencias”, frase que quedaría impregnada como una enseñanza de por vida.
Cierran invitando a todos los estudiantes a que se interesen en participar en concursos y demás actividades de la Universidad. No hay que ser expertos en la materia, basta con el deseo de participar y las ganas de aprender para el mismo.