ACTUALIDAD
La titularización en Colombia de la mano de Andrés Lozano, uno de sus
mayores exponentes.
Andrés Lozano, CEO de la Titularizadora Colombiana, concedió una entrevista a Foro Javeriano mediante la cual conocimos su brillante trayectoria y la razón por la que hoy en día encabeza dicha institución.
Fuente: Archivo personal Andrés Lozano
Por: Santiago Ardila Pinto
Andrés Lozano, administrador del Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA), comenzó su carrera profesional vinculándose al Citibank mediante la mesa de dinero de la entidad. No obstante, motivado por su profundo interés en el mercado financiero y las finanzas internacionales, se encontró con la necesidad de buscar un reto mayor, en contra de consejos y opiniones que lo instaban a permanecer en una institución del tamaño de Citibank. Tal búsqueda por conquistar nuevos retos, así como mercados más diversificados generaría que, en años siguientes, Andrés conociera entidades como el Grupo Santo Domingo, hoy conocido como Grupo Valorem, donde se le abrieron las puertas a un mundo de distintas posibilidades en el mercado de valores y la gestión de fondos de capital privado.
Así como en años precedentes, la búsqueda por el desarrollo de una actividad financiera más grande y sofisticada, hizo que Lozano se decantara por las AFP, específicamente Colfondos, que entonces hacía parte de Citibank. Ello llevó a que, en pleno 2009, en el punto más agudo de la crisis hipotecaria, una vez más en contra de las opiniones negativas por el estado de los bancos y con la expectativa por la llegada de su primer hijo, decidiera emprender su camino como gerente de portafolio de Colfondos, jugándose todas las fichas en una apuesta ganadora. Mediante esta apuesta pudo acumular experiencia tras pasar por la gerencia de los diversos fondos que tenía a su disposición, alcanzando los primeros lugares de rentabilidad para 2020 en medio de la crisis derivada por la pandemia del COVID-19.
Llegado el 2021, Andrés asume la dirección de la Titularizadora Colombiana, entidad que, en sus propias palabras, constituye una movilizadora de activos y flujos que conecta compañías que necesitan fondeo para su crecimiento con inversionistas que buscan alternativas de inversión distintas a las tradicionales. Es una herramienta para la gestión de activos a disposición de personas tanto jurídicas como naturales que satisface una enorme necesidad del mercado financiero en Colombia: la necesidad del inversionista de invertir “en ladrillo”, particularmente en el sector de la vivienda y del mercado inmobiliario, según palabras de alguien con más de 20 años de experiencia en el campo.
Con rentabilidades registradas de aproximadamente 21% E.A, el representante de la entidad nos cuenta cómo con montos que están al acceso de los inversores menos especializados, se puede tener acceso a un portafolio de alrededor de 160 inmuebles. Lo anterior implica una excelente diversificación y, más aún, seguridad para aquellos que confían en estos instrumentos menos conocidos que un CDT o una cuenta de ahorros, cada uno con rentabilidades promedio a la fecha del 11% E.A y del 1% E.A, respectivamente.
A través de una meta clara relativa a masificar la adquisición de estos productos, y por medio de alianzas con plataformas como Trii que permitan unos costos de transacción mucho más bajos, Lozano hace una invitación a no quedarse solamente con productos cuyo mayor respaldo es la confianza en el desempeño de determinada entidad, contrario a la posibilidad de hacer inversiones respaldadas por activos tangibles seleccionados por expertos en la materia, además de diversos mecanismos de garantía de liquidez que la Titularizadora pone a disposición de los inversionistas.
Llegado este punto surge la pregunta, ¿por qué en Colombia no es tan popular un producto emitido por la Titularizadora, teniendo en cuenta sus características y el equipo que respalda su emisión? Para Lozano es claro: No solo falta educación financiera desde etapas tempranas de la sociedad sino también una cultura abierta a las inversiones que permita a los colombianos tomar decisiones conscientes respecto al manejo de sus ahorros, en vistas de que una oferta de 5% de rentabilidad mensual para el ciudadano promedio suele ser motivo de alegría, más que una trampa clara y una estafa tan lastimosamente común.
Dicho todo lo anterior, es fácil caer en la paradoja del huevo y la gallina, preguntándose si el inversor colombiano carece de herramientas y por tal razón no se instruye respecto a su funcionamiento, o si, por el contrario, la falta de información hace que no sea atractivo para los emisores entrar con propuestas más innovadoras al mercado. Es en tal dilema, entonces, donde entidades como la Titularizadora Colombiana nos dejan ver que las grandes oportunidades de inversión están a la mano de quienes se interesan por buscarlas.