CULTURALES
2019-I
Recuento Histórico
HISTORIAS DE COLOMBIA Y FIGURAS DE AUTORIDAD
Sobre nuestra historia y la relación que ha caracterizado a la nación con sus líderes.
Fuente: Archivo personal
Por: Orlando David Buelvas
“Nosotros, los americanos, hemos sido criados en la esclavitud y no sabemos vivir de conformidad con leyes sencillas y liberales” afirmó Simón Bolívar para justificar la rebelión del general Páez para luego otorgarle una amnistía total. El general había sido condenado por sus irregularidades administrativas como gobernador de Venezuela y se mostró conforme en apoyar al libertador en su campaña por conseguir su título de dictador o “presidente perpetuo” como ya se había establecido en el Perú.
Es curioso atender a los hechos históricos y reflexionar sobre las anécdotas que la historia ha ido dejando, bien se cuenta que el 2 de diciembre de 1804 en la catedral de Notre-Dame, Napoleón Bonaparte se autoproclamó emperador, imponiéndose sobre la poderosa casa de Borbón. Seguidamente, muchos se sintieron decepcionados del icónico líder francés, entre esos Ludwig van Beethoven quien planeaba dedicar su más reciente obra a Napoleón porque lo llegó a considerar como el liberador de Europa. La Sinfonía n.º 3 más bien conocida como la Heroicano llegó a ser recibida por el emperador, puesto que el músico dentro de su indignación por considerar al galo un hombre tirano borro, el nombre de Bonaparte del título de la obra musical.
Varios historiadores también comparten que para esos días se encontraba en Europa el libertador Simón Bolívar. Se afirma, de igual manera que el joven Bolívar explotó en cólera cuando presenció dentro de Notre-Dame la aclamación de héroe de Napoleón que se convertía en una imagen de tirano, lo que lo llevó a criticarlo ferozmente.
Es entonces extraño, ver que el amigo de la libertad y enemigo del Yugo totalitarista español, Simón Bolívar, buscó desaforadamente ser proclamado dictador. Para febrero de 1826, se escribía la Constitución de Bolivia donde el presidente sería vitalicio y tendría la posibilidad de elegir a su sucesor. Luego de ser aceptada esta Constitución, Bolívar la estableció en Perú siendo entonces considerado “presidente vitalicio”. Ahora bien, al tratar de hacer lo mismo en Colombia aconteció algo interesante, pues en Bogotá cuando los habitantes se enteraron de tales pretensiones se empezaron a ver pancartas que rezaban “La Constitución se respeta”a lo que Bolívar respondió que las leyes eran “muchas veces inicuas”.
Aún así, lo cierto es que esa era una de las muchas constituciones que se establecieron en Colombia durante el siglo XIX, se estima que poco más de veinte Constituciones fueron escritas en los dominios españoles; 15 de ellas fueron en Colombia.
Luego de todas esas trivialidades con un país extremadamente dividido y sin un norte que seguir, las provincias no reconocían a los líderes del interior del país y viceversa; el país se volvió un caos y se le pidió a Bolívar que asumiera la dictadura y la Constitución vigente fue suspendida. Por lo tanto, en 1828, a 18 años de la independencia, se asumió nuevamente un régimen totalitarista porque así se consideró que lo necesitaba el pueblo colombiano.
Pero lo cierto es que el poder no le duro mucho al dictador, pues para 1829 con la rebelión de Obando y López, se negoció y estableció una nueva Constitución, pero la falta de un líder era evidente y no era posible llegar a un acuerdo de quien sería el gobernador, por lo que los ministros de la época, empezaron a hacer consultas con delegados europeos para contemplar la posibilidad de que un príncipe europeo aceptara ser rey de la Nueva Granada, la cual se foromó en lo que hoy conocemos como Colombia; una sociedad que luchó por la democracia pedía un rey.
Tristemente, Colombia ha sido un país marcado por la polarización y el desencanto único por la unidad donde cada líder se presenta como solución de un problema del que hacen parte.
Finalmente, es imposible pasar por alto estos sucesos, el amor al poder y la búsqueda de un líder idílico que ha marcado la historia colombiana, tanto así que esta dinámica se ha repetido de manera constante a lo largo de los años. De tal manera, los líderes de los partidos fueron vistos como incomprendidos genios que nunca tuvieron una oportunidad justa para cambiar el país, dado a pensamientos como “si Gaitán hubiese sido presidente” o “si no hubiesen asesinado a Gómez Hurtado” ó “donde Pablo Escobar no hubiera matado a Galán”, hoy no tendríamos problemas… ciertamente, todo sería más de lo mismo. Tal cual Jaime Garzón lo manifestó hace más de 20 años; no vale la pena esperar un líder mesiánico si el pueblo no está dispuesto a cambiar.