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CONSTRUCTIVAS

“La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos”

-Enrique M. Herzog

 Fundamentos para una Colombia nueva

La política en Colombia se ha convertido en un tema de extremos. Aún, en los albores del siglo XXI; la incertidumbre política, la crisis social, y la recesión económica, han expuesto la urgente necesidad de cambio en el país.

Por: Nicolás Gómez

Se dice que aquel que no conoce su historia, está condenado a repetirla. Colombia no ha sido un caso exento de la norma. Durante más de cinco décadas, nuestra nación se ha visto encerrada por una ola perpetua de violencia, sangre, impunidad, y miedo. El poder del Estado, así como sus alcances jurisdiccionales, han sido poco eficaces en la restitución del orden. Se ha hecho más que evidente que las arcaicas concepciones del bipartidismo clásico en Colombia no han dado una solución parcial o completa al delicado panorama. Corresponde a nosotros, una nueva generación activa y vigorosa, tomar las riendas de la patria. Además de recuperar el principio de lucha que Colombia tanto necesita.

 

Hay que mencionar que está naciendo en Colombia una nueva cultura y una nueva sociedad, la cual cada día está reconociendo sus grandes defectos. Hoy se habla de la decadencia nacional, la esterilidad de los partidos, el estancamiento económico e industrial y la degradación moral del pueblo colombiano. Existe la imperiosa necesidad de un cambio de rumbo que nos permita como ciudadanos, y como colombianos, abrir un nuevo capítulo.

 

La responsabilidad de un nuevo país

 

Un nuevo país debe nacer de una nueva forma de hacer política. Esto debe corresponder a la fuerza conjunta de la voluntad popular y la fortaleza de las instituciones. Así como la construcción de una cultura responsable y dinámica, frente al correcto funcionamiento del gobierno en todos sus grados de presencia dentro de la vida nacional. Se requiere más que nunca la creación de una nueva identidad nacional. También la creencia firme en las instituciones que moldean nuestra realidad. Tanto en la teoría como la práctica deben corresponder a las necesidades conjuntas que como pueblo atañen nuestros destinos.

 

No podemos dar un primer paso con un país disconexo entre la sociedad y el gobierno. Se requiere de una unión perpetua y fiel de la nación y sus representantes, pues es gracias a ellos podremos construir las bases de una nueva Colombia.

 

No fuimos la generación que fragmentó sus principios en banderas y colores, tampoco somos la generación que piensa mantener el estancado continuismo. Este poco a poco nos sigue sumergiendo en la crisis. Somos la generación que desea escuchar y ser escuchados. Tenemos en nuestras manos la oportunidad de tomar las riendas del futuro de más de cincuenta millones de seres humanos. Las personas añoran y suplican por un mejor país, por un mejor futuro.

 

La juventud colombiana y el enfoque nacional

 

Como dije anteriormente, está naciendo un nuevo espíritu de cambio en Colombia. Tenemos la oportunidad de dar pie de lucha hacia la Colombia que queremos y merecemos. Hay un objetivo claro que está alejado de la violencia, la desigualdad, la indiferencia y las creencias tradicionales de que en Colombia no se es posible salir adelante. Este es nuestro tiempo y hoy más que nunca el país nos necesita.

 

Proponer una nueva Colombia no es solo una idea, o un concepto imaginario que perdure en la colectividad, sino que, por el contrario, es la lucha diaria de todo un país en la búsqueda de una felicidad física y espiritual.

 

Entender las dificultades de un país nos convierte en sujetos de cambio activos genera en nosotros la convicción de que es posible transformarnos. Atrás debe quedar la violencia, la intolerancia y el egoísmo. A partir de acciones empezaremos a construir una nueva realidad nacional. Esta constituirá una base de aciertos y falencias dentro de la vida política de la nación. También nos permitirá obtener una herencia de aprendizaje. De hecho, es la misma que hemos adquirido cada día por parte de aquellos que han vivido antes.

 

Nos encontramos obligados a dar respuestas claras a las problemáticas nacionales, pues adquirimos cada día, a posibilidad de infundir una nueva conciencia política dentro del ideario colectivo. Lo anterior corresponde a una responsabilidad nacional dotada de la capacidad de los colombianos de materializar la idea de un mejor país.

 

Consideraciones finales

 

La construcción de una nueva sociedad nace de la convicción, voluntad, de una forma de interpretarla, de escucharla, y dar un paso adelante por ella. Hay que adquirir en plenitud la capacidad crítica y analítica del fenómeno nacional y la realidad política contemporánea.  Se debe desarrollar y fusionar con el espíritu de progreso que el país tanto anhela y merece.

 

Soy consciente de que aun mi juventud se liga a una inexperiencia palpable de nuestro actual panorama, pero no espero que se ponga en duda estas convicciones. Mucho menos los valores y las creencias de toda una generación que ansía la paz como ninguna otra cosa.  Todavía creo que es posible recuperar a la patria, y que aún es posible formar una nueva Colombia.

 

Este cambio no se generará de la noche a la mañana. Obedece a un proceso paulatino y complejo que requiere de la intervención ciudadana y la retoma de los valores democráticos que cimentaron a la nación. El cambio inicia dentro de cada uno de nosotros y no discrimina creencias, valores o ideas. Incluso, propone la reintegración de la sociedad colombiana para reconstruir nuestro país y transformarlo en la nación justa, libre, pluralista, y democrática que debe ser para todos.

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