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CULTURALES

“Seamos turistas en nuestro propio país” 

BARCÚ: MUCHA HISTORIA Y TALENTO POR MOSTRAR

Foro Javeriano tuvo la oportunidad de ir tras bambalinas y conocer cómo se creó el Festival de Arte y Cultura, Barcú. Cuáles son su objetivos y razón de ser y ante qué adversidades se ha tenido que enfrentar. 

Por: Emilio Navarro Jacobsen 

Todo empieza alrededor de un grupo de amigos, cuya característica común era el amor al arte en todas sus expresiones, estaban de acuerdo en que las ferias de artes plásticas habían caído en una peligrosa monotonía. Es así como en 2014 luego de interminables jornadas de trabajo, frustraciones, alegrías y sobre todo ilusión, Barcú (Bogotá, arte y cultura) abre sus puertas al público como una respuesta cultural.  

 

Barcú es un festival de arte y cultura que busca llegar a diferentes clases de público de una manera más amigable. Uno de los principales retos a los que se enfrentó el evento fue cómo lograr que en un mismo espacio, gente con gustos y costumbres diferentes pudieran sentirse satisfecho ante una misma oferta artístico cultural. Los organizadores entendieron que en la creación de una experiencia yacía el éxito de la propuesta. Si bien las artes plásticas juegan un papel importante en el festival, estas se conjugan con la música, el performance, el teatro y la moda, convirtiéndose en un elenco seductor a todo tipo de espectadores. 

 

Una de las piedras angulares sobre la cual siempre ha girado el evento es brindar a los artistas plásticos y músicos que están empezando su carrera en el medio, un espacio para darse a conocer. Todos los años los coordinadores emprenden una búsqueda por todo el país para hallar todo ese talento escondido, que muchas veces ni siquiera tiene una ventana para mostrarse. También han realizado convocatorias abiertas y este año fue a través de curadores, los cuales escogieron los artistas en diferentes partes de Colombia. 

 

Desde el inicio el festival tuvo como escenario la Candelaria y esto, no fue una simple coincidencia o una decisión dejada al azar. A lo largo y ancho del planeta tierra, ciudades grandes y cosmopolitas toman el centro histórico como un punto de partida, las principales actividades toman lugar en el, sin embargo, acá en la capital colombiana se ha tendido a olvidarlo y abandonarlo. A lo largo de la historia, la Candelaria ha sido la cuna de hechos de trascendencia incalculable, no solo para Colombia sino para todo el continente, en sus casas se fundaron países, por sus calles caminaron próceres de la patria. Barcú hace una invitación a dejar atrás la pereza, el miedo o cualquier otro factor que alejará a la gente de ella para así apropiarse de un lugar lleno de mística. Procurando una buena seguridad, se busca que los visitantes, además de poder admirar y reconocer en las clásicas fachadas de las casas una obra de arte misma, puedan entrar y descubrir en cada una, experiencias totalmente nuevas. Ir al evento significa caminar la ciudad, conocer los restaurantes de la zona, las tiendas de barrio, entrar a los talleres y poder ver a los artistas en todo el proceso de creación.  

 

Este año y utilizando la digitalidad como herramienta fue la Plaza Samper Mendoza la escogida para guardar la Feria de Arte y Cultura. Esta Plaza es el mercado nacional de hierbas aromáticas, medicinales y estóricas. Nació en el siglo XX en un barrio popular de la ciudad capitalina. Por el tipo de productos que se comercian sus horarios mayor afluencia son de 11 de la noche a 5 de la mañana, los artistas y organizadores tuvieron que hacer las investigaciones e intervenciones en esta jornada, para poder captar la realidad en su máxima expresión.  

 

La pandemia ha sido una realidad que de una u otra manera ha afectado a todo el mundo y  Barcú no ha sido la excepción. Los organizadores incluso sortearon la opción de cancelar el evento en este 2020 pero siendo esta edición la séptima no podían desplantar a un público consolidado que año a año espera con ansias la semana en que la feria toma lugar. Fue necesario reinventarse y apoyados en la tecnología decidieron con los ojos algo vendados lanzarse al precipicio. Fue necesario construir una nómina de expertos en materia digital, contaron con la ayuda del artista español Soliman Lopez, especialista en esta área que ayudó a montar la plataforma. Luego de la realización del evento el salto de fe dio resultado y emprendieron vuelo. Lograron brindar a los ciber visitantes un  espacio interactivo y a los artistas independientes un lugar para expresarse. 

 

Un festival como Barcú le permite a los colombianos sentirse orgullosos por la realización de un evento que pelea hombro a hombro con grandes festivales de arte del planeta entero, pero más que eso y en palabras de una de las organizadoras, Karen Schenk; “porque tenemos mucho para mostrar, nuestra historia tiene un hilo conductor lindísimo que día a día se sigue construyendo”.  

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